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    Infiltrando la Mente de Cristo en épocas de “Mindfulness”

    por Lou Seale


    Desde el momento en el que empecé a seguir a Jesús, empecé a soñar con ser misionero. A los 18 años, me veía siendo el Corrie Ten Boom del siglo 21, lo cual hizo que la idea de casarme algún día se convierta en algo difícil. Después de todo, ella era soltera y sirvió al Señor con todo su corazón en una prisión de la Gestapo, y luego en un campo de concentración.


    El casi-martirio parecía tan romántico…


    Luego de graduarme de la universidad, acepté una oferta de la Comisión Fulbright para irme al Sudeste de Asia: una forma perfecta de cumplir mi propósito lo más rápido posible.


    Sin embargo, mis sueños de misionera fueron frustrados. El amor de Dios me obligó a irme de Asia y regresar a Texas para casarme y empezar un trabajo muy bien remunerado en Google. Bah.


    Los problemas de algunos se parecen mucho a un regalo.

    Entré a Google con la tonta mentalidad de un misionero que ama su misión, pero no a la gente. Gracias a Dios, no pasó mucho para que mi Padre cambie mi perspectiva y me enseñe el amor que tiene por aquellos a los que no podía llegar. A esa gente a la que puso en mi camino: los “Millennials” trabajando en tecnología.


    Mis colegas y yo fuimos inundados por eventos de “bienestar” auspiciados por la compañía, que presumían de promover la paz en un ámbito de trabajo estresante… si tan sólo parábamos por 15 minutos para seguir lo último de la meditación Zen. Teníamos fácil acceso a páginas internas que nos introducían a religiones orientales y enseñanzas de la Nueva Era, pero me criticaban por hablar de Cristo durante el almuerzo.


    Consternada, hice notar al departamento de recursos humanos que los folletos y la publicidad de las visitas de un monje budista experto en meditación e incluso las oportunidades de celebraciones islámicas estaban en todas partes mientras que yo había sido callada sistemáticamente por causar “malestar social” al hablar del verdadero Príncipe de la Paz.


    Lentamente, mi Padre me enfocó en cómo Él nos enseña en esas situaciones. Mis colegas estaban siendo alimentados con un pan falso y lleno de toxinas. ¿Acaso el aroma de un sustento verdadero y satisfactorio no les ofrecería una mejor alternativa a aquellos que buscan verdaderamente el camino de la vida? En vez de pelear en contra de la invasión de la meditación falsa y los remedios del estrés, ¿podré entrar al ruedo, ofreciendo humilde y confiadamente a quien inventó la meditación y la paz?


    Los cristianos han tenido miedo por mucho tiempo de usar jerga de la Nueva Era, tratando de separarse de la falsedad. En realidad, estos conceptos: paz, meditación, balance, alineamiento, propósito, y más, han sido robados del mismísimo vocabulario de Dios.


    Aquellos que están perdidos van buscando la verdad y las respuestas a su quebrantamiento, y hasta que estemos listos para interactuar con ellos “en la cancha”, continuarán comiendo las migajas ofrecidas por estos movimientos del “wellness”.

     Photo by Luke Stackpoole on Unsplash
    Photo courtesy of Luke Stackpoole/Unsplash

    Entramos. Pisamos fuerte. Somos aquellos que ingresan a la oscuridad, no para obscurecer la verdad sino para ser luz. Recuperamos lo que ha sido perdido.


    Hoy en día, ya no trabajo en la industria tecnológica. Ofrezco horas de meditación y paquetes de bienestar a compañías a través de Londres, Nueva York, San Francisco, y Austin, ofreciendo a sus empleados una oportunidad para “alinearlos con la paz para la que fueron creados”. ¿Acaso no es este el propósito de la oración? ¿Alinearse con la voluntad del corazón del Padre? ¿No es la meditación una disposición a través de la cual recibimos la palabra de Dios en nuestro cuerpo espiritualmente, y en los días de ayuno, físicamente a través del pan?


    Tengo la oportunidad de considerarme una misionera a tiempo completo. Es un título que no me importa usar. Sino, me veo como alguien que ingresa al mundo corporativo como una entrenadora espiritual: alguien que tiene las respuestas de la verdad y la vida. No es una prisión de la Gestapo el país tercermundista que soñaba, pero es la batalla que Dios me asignó. ¿Dónde está la tuya?


    Lou vive en Londres con sus esposo y compañero del evangelio, Collin. Trabaja en distintos países con grupos caritativos, compañías, organizaciones gubernamentales e iglesias para ofrecer una reconciliación holística a través de la capacitación de bienestar. Por favor envíen sus preguntas o comentarios para Lou en el formulario de contacto a continuación.


    Envíe cualquier pregunta o comentario para Lou en el formulario de contacto a continuación.


    Traducción de Luciana Schreier (Perú)

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